La industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo, tras la de los hidrocarburos. El principal problema es la huella ambiental que dejan los materiales requeridos para la confección, entre otros, los plásticos -especialmente los poliésteres no biodegradables-, el algodón -que presenta una gran huella de carbono y huella hídrica- y las tintas no biodegradables. En este sentido, el uso de fibras naturales biodegradables, como la fibra de fique, representa una alternativa medioambientalmente sostenible.
El fique es una planta de la familia de las agaváceas que se produce principalmente en Colombia, donde es considerado la segunda fibra más importante después del algodón. Actualmente, en el país se estima que hay 16.000 personas productoras de fique, especialmente distribuidas en los departamentos de Nariño, la Guajira, Cauca, Antioquia y Santander, donde se concentra el 90% de la producción. Según los últimos datos, de 2021, el área cultivada es de unas 20.000 hectáreas, con una producción aproximada de 20.500 toneladas.
Desde hace muchos años, en Colombia se han extraído las fibras de las hojas de esta planta para diversas aplicaciones. El pueblo guane, antes de la llegada de los españoles, cultivaba esta planta y utilizaban su fibra de muy distintas formas, especialmente para cubrirse, calzarse y fabricar herramientas. La misma materia prima ha servido para transportar y distribuir toneladas de café. Actualmente, miles de productores y artesanas en Colombia trazan su futuro en fibra de fique.
El fique es además una planta con múltiples beneficios a nivel medioambiental, por, entre otros factores, su escasa necesidad de riego -por su capacidad de almacenamiento de agua-, su baja exigencia de pesticidas y su capacidad de regeneración del suelo. En Colombia, existen diversos proyectos de fomento del cultivo y de uso del fique para la reconversión de minas de carbón.